sábado, 2 de febrero de 2013

ERA MI HERMANA

Para ella, quien corto estrellas de los árboles que crecen en los cielos.

Quería que mi hermana dejara de contar historias
dejara de ser hormiga y que usara sus sueños
para columpiarse en la luna.
Era mi hermana, la única, la mayor,
la madre que no tenía hijos
la que razonaba sobre mí.

A veces era muy mi hermana
con sus ojos de obsidiana
con su piel de abedul
siempre recogiendo las quimeras mías
y de mi hermana
siempre siendo más mamá
que hermana mayor.

Mi hermana era esa sombra por la casa
era la heroína que me salvaba del dragón
la que destruía los monstruos
que vivían en mis sueños
tan solo al cantarme una canción.

nunca nos confiamos nada
ni nos tocamos con las manos
era mayor decían
era la que debía cuidarme decían,
jamás compartimos los zapatos, 
ni el maquillaje, ni el vestido,
ni la son risa de sus novios.

hace un tiempo que mi hermana
dejó de andar como fantasma por mi casa
dejo de cortarse el pelo y las uñas
dejo de teñir su vida
porque aquello de los sueños
los guardo en un cofre de ilusión.
era mi hermana,
mi énfasis, mi cariño, la mejor.

CHARY GUMETA 

ABUELA

A mi abuela Encarnación, malabarista de mundos y ciudades
Te odio porque te moriste
Porque eras el silencio y el griterío
entre las hojas verdes y las secas.

no tienes perdón de Dios con tu abandono
que aplicaste a mis cumpleaños.
Te moriste ácida y tierna
doblando flores del jardín ajeno.
Te reclamo tu muerte porque me dejaste sola
como un chillido en el oído del sordo
como el sordo que extravío a su dueño
un día incierto por la calle.

No se vale que tus huellas se borren
con el viento de la nada
por apaciguar tu muerte.

Abuela, los grillos se tragaron el tiempo
los ojos de la noche se encerraron en tu cuarto
y mis dientes mascaron
a las golondrinas que arropaste en su nido.

Hoy se rompe el medio día en el camino recorrido
y tu imagen sigue fresca
sogo buscando ese mundo donde ahora vives
para programar una visita
y decirte la falta que me haces
decirte que tengo una hija
y sobre todo,
que he recogido estos años 
para regalártelos en en una cesta.

Abuela, abuelita, acidita,
vivo a duras penas la soledad de tu ausencia
persigo tu recuerdo ilusionada
de que un martes o un miercoles
podré gozar de tu presencia.